También la noche es claridad, de Félix Suárez, premio Fuentes Mares 2017

Por Eduardo Cerecedo

Suele haber antologías de autores, antologías de lecturas, antologías de una escuela o corrientes literarias, ¿y por qué no?, antologías temáticas. Pero la que hoy nos ocupa es una antología personal que, para bien del poeta, fue galardonada con el Premio “José Fuentes Mares” de Literatura 2017.

Félix Suárez publicó en 2009, su primera colección de poemas titulada También la noche es claridad. Ahora, editada por el Fondo Editorial Estado de México (FOEM), la acompaña un CD en voz del autor. Es distinta en todas sus partes: el poeta ha tenido un cuidadoso manejo de los poemas, así como de la temática que sustenta su obra poética. Esta vez publicada de manera invertida, de los poemas más recientes a los libros de inicio, como la Mordedura del caimán, de 1984, con el que finaliza esta antología. Si el poeta ha organizado de esta manera su selección, sólo nos muestra que en sus libros no hay nada de más, si no lo justo.

“El viento barre un patio desolado. / Rasga la piel / el ruido de las hojas muertas”. Aquí un modelo de lo que señalo en mi reseña.

Acompañados de dos sendos prólogos, marcha tan bien esta obra poética; el primero de Hernán Lavín Cerda, nos brinda un panorama de la obra de Félix Suárez, desde su visión de los poetas latinos a los poetas modernos del siglo XXI; por otro lado, Porfirio Hernández señala la cercanía de Félix Suárez con la poesía de Asía, la brevedad del haikú, el ardid de la imagen para centrar su visión en el arte de las palabras.

A partir de la perspectiva que tiene el poeta de lo que conoce de la vida, de su vida puesta en la naturaleza de las cosas, el artista reúne aquellos poemas que le son significativos en su obra. Un recorrido a la inversa, a la manera del salmón. Así, el movimiento en ese orden, le hará observar de otra manera lo que ha sostenido el tiempo en su interior, en el de la obra.

Con verso bruñido, limpio como trozos de plata o diamantes, suelen ser entretejidos en cada poema, los temas que le atañen al hombre, los que han surgido de manera espontánea desde el fondo de su corazón, o los que le son particularmente personales, es decir, vividos, e imaginados, soñados. Ya en los prólogos se dice algo de lo que habita en esa escritura. Una de las temáticas que ha manejado Félix Suárez, —a mi manera de percibir— en su poesía, es un orden al desapego del amor: la tristeza, el abandono, el que padece da cuenta del mundo a la manera de Catulo; ese sufrimiento, el desconsuelo de ver el tiempo en la naturaleza y la muerte como eje de las cosas. Aunque el tema del amor, no le es muy lejano. De las tribulaciones nace esa coordinación de ejes en su poesía.

Cito: “…Saben luego que de la inmensa llama, / luego del fuego que los hiere / y los alumbra un día, / amargos, / se llenarán de frío”.

Quien se asome a su poesía puede ver esa posibilidad de expresiones. Después de vivir ese instante, sobrellevado en sus arcas los ímpetus del espíritu, lo hace presente y comparte ese dolor, satisfaciendo así su primera necesidad: la de comunicar los hechos que sólo puede capturar el artista de la atmósfera de esa realidad, por él vivida:  “Y sólo la boca / la lengua hecha de flechas / sabe su tormento”.

Ya desde el título podemos vislumbrar esa otra cara de benevolencia, con respecto a lo que le rodea y brindar el tiempo, lo positivo a esa mejora del instante o de hálito de vida. En ese adverbio de la palabra “También”… la noche es claridad, podemos interpretar de la siguiente manera: ve la luz donde solo él puede distinguirla, convida a los demás a pensar, a ver y actuar como el poeta; frente a esos hechos, la luz tiene algo de salvación para los otros, nosotros mismos, los simples mortales. Por eso el poeta pone en bandeja de plata lo mejor de su cosecha poética. Cito: “Eso fue. / No hay olvido: / Seremos piedras resonantes, cargadas de agua. / Y el eco / habitará en el fondo». Aquí la voz del poeta, con vibración propia, busca en el movimiento su quietud; la paradoja lo incita al canto, a la búsqueda de sí mismo en los otros, convidando su interior en el poema.

Félix Suárez, También la noche es claridad. Antología personal (1984-2015); FOEM, 2015; Colección letras: Summa de días; Serie: Leer para lograr en grande. ( 233 pp.)

 

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