NEGRO SOL
–et mon luth constellé
Porte le soleil noir de la Mélancolie.
Gérard de Nerval
Nadie nos dijo que sería
fácil andar sobre esta tierra,
que los senderos a la muerte
son un atajo hacia su cúspide,
o que el dolor del alma hiere
las soledades que nos restan.
No hubo advertencia en los antiguos
nombres de la melancolía.
No eran presagio: «bilis negra»,
«tristeza sin raíces», «duelo
frente a una pérdida intangible».
Pesa la tarde en el sentido
de su cancelación. El nuestro
nos lo ha enseñado un sol más duro
y hemos tenido que aprender
a caminar con él a cuestas.
PARQUE MÉXICO
Un dulce olor a primavera
entró al crepúsculo sin sombras.
Cuerpos de joven insolencia
van abrazados a otros cuerpos
debajo de las jacarandas.
Han empezado a florecer
antes de tiempo. Morirán
también sus pétalos muy pronto,
memoria en ruinas del verano
su sangre aún por reinventarse.
Pero hoy me muestran su belleza
con certidumbre, la esperanza
del resplandor violáceo y tenue
de su fugacidad perpetua.
Se adelantó la primavera.
Llegó de súbito su aroma
como la luna entre las ramas
y este dolor al fin del día.
TE QUEDASTE
Reluciente, con la mirada
puesta en los altos ideales
de una primera juventud,
en el anuario, al fondo, atrás
de la Enciclopedia Británica
y los cuadernos con poemas
de amor oscuro que enmohecen
junto a medallas y trofeos,
al final de la estantería
tocando el cielo raso, allá
entre las páginas dobladas
por las esquinas de tu nombre,
encima de los soldaditos
de plomo, sobre un álbum donde
tímidas manos recortaron
los perfiles de tu nobleza,
debajo del polvo, debajo
del agua inmóvil de los atlas
donde jamás habrás de hallarme.
NADIE
Para Piedad Bonnett
Volví a Ítaca, a sus médanos
de bruma evanescente, al sol
que la traspasa y a las calles
que mi memoria soñó hermosas.
Degusté el sexo de los higos,
la pulpa de un dátil, el cálido
resplandecer de la aceituna.
Fui un extranjero entre los míos.
Nadie advirtió que tras la máscara
tallada por la espuma, iba
yo, el heroico (ese mendigo
sin sombra que salió una noche
de lágrimas al mar) Ulises,
el pródigo en historias vuelto
del más allá de su leyenda.
Antes que el alba, regresé
a la costa y enfilé al sur.
No reconoceré los muelles
a donde vaya mi deliro.
Sólo sabré que estuve en Ítaca
para reinar sobre mi espectro.
CELEBRACIÓN
Escucha la edad que se aleja
detrás de una borrasca y otra,
la ardiente pesantez del mundo
sobre tu corazón; presencia
en la ambigüedad de la hora
que en vano traspasó el umbral,
el sitio que nombraste tuyo
para con él poblar el sueño
que reconstruyes cada día.
Llena la música contigo
y aférrate a la desmemoria
de las huellas que no dejaste,
a los rostros que recorrieron
tus manos, a lo que no fuiste
y que también eres. Tan sólo
por estos momentos recuérdate
sin luto y sin melancolía
entre todo lo que has perdido
en derrota de tus afanes.
Nadie detiene tu caída,
ni el olvido siquiera es tuyo,
ni lo que llamas presente
podrá salvar a tus enigmas.
Oye la dirección del tiempo
sobre los altos muros,
deja que los teclados fluyan.
La fiesta ya empezó. No faltes,
alguien pronunciará tu nombre
y con un movimiento en falso
apagará todas las velas.
Jorge Valdés Díaz-Vélez
Torreón, Coahuila, México, 1955.
Poeta, humanista y diplomático, ha publicado diecisiete libros de poesía.
Se le han otorgado el Premio Latinoamericano Plural (1985), el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1998), el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana (2007) y el Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado, en la primera edición del certamen (2011). Ha sido traducido al árabe, francés, griego, italiano, portugués, neerlandés, rumano e inglés.
Parte de su obra está incluida en numerosas antologías de poesía mexicana e iberoamericana publicadas en México y en otros países de América Latina, así como en Bélgica, España, Reino Unido, Italia, Grecia y Marruecos. Es consejero editorial de diversas revistas universitarias y miembro distinguido del Seminario de Cultura Mexicana. También ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
Como miembro de carrera del Servicio Exterior fue director del Instituto de México en España y del Centro Cultural de México en Costa Rica, países donde además se desempeñó como consejero de cooperación cultural. Trabajó también en las embajadas de México en Argentina, Cuba, Marruecos y Trinidad y Tobago, y en el Consulado General en Miami, Florida, Estados Unidos de América.