Ishmar, Ex Libris, y otros poemas de Jorge Valdés Díaz-Vélez

por Jorge Valdés Díaz-Vélez

ISHMAR

 

La manera de peinarte desnuda

ante el espejo húmedo del baño,

de apresar en la palma tu cabello

para escurrir el agua y agacharte

en medio de palabras que no entiendo;

el acto de secar tu piel, la forma

de sentir con las yemas una arruga

que ayer no estaba, o de pasar la toalla

por la pátina oscura de tu pubis;

el modo de mirarte a ti contigo

tan cerca y tan lejana, concentrada

en una intimidad que a mí me excluye,

son gestos cotidianos de sorpresa,

ritos que desconozco al observar

las mismas ceremonias que renuevas

al calor de tu cuerpo y que dividen

un segundo en partículas: espacios

donde la vida expresa su sentido

posible y que se afirman al peinarte

desnuda en las mañanas, como un fruto

que yo contemplo por primera vez.

 

 

 

EX LIBRIS

 

He vuelto a releer aquellos versos

que hablaban del amor y que leímos

la noche en que ardió Troya y nos perdimos

al fondo de sus negros universos.

 

He oído en cada página los tersos

acentos de tu piel donde creímos

haber bebido al sol en sus racimos

y al mar que reflejaba en sus diversos

 

murmullos nuestro ascenso al precipicio.

Se puede oler la luz de esos momentos

al tacto de un doblez. Queda un indicio

 

debajo de las líneas subrayadas,

un hálito de ti, tus dedos lentos

abiertos en esquinas despobladas.

 

 

 

INSCRIPCIÓN

Para Héctor Carreto

 

Tus ojos, Lesbia, el agridulce

combate a ciegas de la lengua

que es tu victoria y mi derrota,

serán futuros himnos, trazos

en una lámina de mármol

de los altares de Afrodita.

Pero el sabor a campo abierto

en la batalla y, más aún,

este gemido que se escapa

tras el fragor de la contienda

me pertenece, aunque sea tuyo

su territorio al fin del día.

 

 

 

NATURALEZAS VIVAS

 

Duermes. La noche está contigo,

la noche hermosa igual a un cuerpo

abierto a su felicidad.

Tu calidez entre las sábanas

es una flor difusa. Fluyes

hacia un jardín desconocido.

Y, por un instante, pareces

luchar contra el ángel del sueño.

Te nombro en el abrazo y vuelves

la espalda. Tu cabello ignora

que la caricia del relámpago

muda su ondulación. Escucha,

está lloviendo en la tristeza

del mundo y sobre la amargura

del ruiseñor. No abras los ojos.

Hemos tocado el fin del día.

 

 

 

 

HABITACIÓN 325

 

De súbito me sales al encuentro,

resucitada y con tus guantes negros.

Ramón López Velarde

 

 

Entre ruidos inciertos, casi al ángelus,

volví a soñar el oro de Venecia:

piedras edificadas contra el musgo,

plazas que se resbalan al nombrarse

como un ebrio recuerdo de muchacha.

Soñé su cabellera bajo el agua,

su vestido de fiesta y el susurro

de aquellos guantes negros, dos tizones

que asfixiaron mi vigilia. Subía

por los tenues canales de la aurora

un cántico de amor enloquecido,

una gasa de niebla y soledad.

Lloviznaba. Debajo de los puentes

jadeaban las tinieblas y en el sueño

se extinguieron las lámparas. La noche

era un rescoldo líquido en sus manos

satinadas, un estruendo de luces,

un mástil hacia el fondo su agonía.

 

 

 


Jorge Valdés Díaz-Vélez

Torreón, Coahuila, México, 1955.

Poeta, humanista y diplomático, ha publicado diecisiete libros de poesía.

Se le han otorgado el Premio Latinoamericano Plural (1985), el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1998), el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana (2007) y el Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado, en la primera edición del certamen (2011). Ha sido traducido al árabe, francés, griego, italiano, portugués, neerlandés, rumano e inglés.

Parte de su obra está incluida en numerosas antologías de poesía mexicana e iberoamericana publicadas en México y en otros países de América Latina, así como en Bélgica, España, Reino Unido, Italia, Grecia y Marruecos. Es consejero editorial de diversas revistas universitarias y miembro distinguido del Seminario de Cultura Mexicana. También ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

Como miembro de carrera del Servicio Exterior fue director del Instituto de México en España y del Centro Cultural de México en Costa Rica, países donde además se desempeñó como consejero de cooperación cultural. Trabajó también en las embajadas de México en Argentina, Cuba, Marruecos y Trinidad y Tobago, y en el Consulado General en Miami, Florida, Estados Unidos de América.