La cucaracha imperial y otro poema de Jonathan Harrington

Versiones al español por Fer de la Cruz y Susana Barradas

La cucaracha imperial

 

A las 7:36 esta mañana,

aplasté de muerte a una cucaracha

con el tacón rotundo de mi bota derecha.

Aún me siento culpable.

Sin embargo, en este mismo instante,

muchas personas más

—unas 12.6 millones de almas, tal vez más—

estarán al ataque con golpes, zapatazos, rociadores,

en algún lugar del mundo

convaleciente.

La cucaracha ha cometido un solo crimen: existir.

Esta humilde criatura, de entre las más antiguas

antecedió por millones de años

a las mujeres Cro-Magnon

que con el pie descalzo las embarraron al piso

en resquicios profundos de sus cuevas.

La cucaracha, para hacer justicia,

debe pertenecer a la nobleza,

un distinguido príncipe en el reino animal,

a la altura y honor del cocodrilo

o de algún arcano microorganismo

que ha sobrevivido

por 350 millones de años.

Después, mucho después del exterminio

de todo aquí en la Tierra,

incluso de nosotros los humanos,

caminará imperiosa la cucaracha

por sobre nuestras tumbas.

Sus nerviosas antenas muy en alto

apuntarán al próximo milenio.

 

 

La casa del mundo*

 

Estoy en la casa de Jorge Contreras.

Es una casa pequeña,

del tamaño de una pantalla de computadora,

pero qué más da;

leemos todos juntos en una fiesta.

Jorge aparece sentado en su escritorio,

el anfitrión.

Otros, con sus copas de vino o refresco,

un perro ladra afuera en algún lugar distante…

¿en cuál? ¿Sao Paulo? ¿Caracas?

Allí se ve Fernando en una esquina

y Luis de Venezuela… “Hola, Luis… ¿qué hay?”

Se nos ha unido Lilian, ahí sentada en Bogotá

y, al mismo tiempo, aquí frente a nosotros…

¿Cómo? ¡Qué raro!

Quiero darle un abrazo,

saludarla de beso en la mejilla

mas no puedo salir de la pequeña caja

adentro de la cual debo sentarme

en esta, mi casita.

¡Que extraño!

Indran está en la capital

de los Estados Unidos

e igual lo veo sentado ante nosotros.

Hay otros y otras más.

Es como un sueño extraño pero hermoso:

todo el mundo reunido sin fronteras.

Es como el gran sueño de mi vida,

una fiesta global,

en el que un nuevo mundo

es una casa chiquita.

 

*Poema basado en el movimiento “Poetas sin fronteras”,

lecturas con micrófono abierto a través de Zoom, durante la cuarentena 2020.

 

Jonathan Harrington (Yucatán, México).  Máster en las Bellas Artes, de la Universidad de Iowa. Poeta, columnista, editor y autor de cinco exitosas novelas de misterio. Sus libros de poesía incluye: Al levanter la piedra, Lift Up the Stone (bilingüe), Rastro de papeles, The Traffic of Our Lives, Aquí / Here (bilingüe), Yesterday, a Long Time Ago, y Handcuffed to the Jukebox.  Dos veces asistió a Semana Negra de Gijón, (España) como invitado de Paco Ignacio Taibo.  En 2019 asistió como invitado de Festival Internacional de Poesía en Pachuca, Hidalgo, México y FIP, Tecoh, México.  Asistió a la 16 Festival de Poesía en Habana, Cuba.    Fue profesor de Creación Literaria en dos universidades estadounidenses. Ha colaborado en una variedad de medios, entre ellos, el New York Times y el Texas Review. En 1989 editó la antología de cuentos New Visions: Fiction by Florida Writers. Más tarde, sus colaboraciones en la revista Metro le ganaron el premio coveted Gold “Charlie” Award por mejor columna del año. En 1992, publicó una colección de estos ensayos en el libro Tropical Son: Essays on the Nature of Florida, con amplia aceptación de la crítica. Orgullosamente yucagringo, radica en la hacienda Xpakay, en el Yucatán rural, donde tradujo al inglés las obras de dos poetas como Jose Díaz Bolio y también poetas mayas contemporáneos: se trata de los poemarios Ti’ u billil in nook, de Briceida Cuevas Cob y Ukp´éel wayak´, de Feliciano Sánchez Chan.  Su traducción del libro de Sánchez Chan nominado por ocho premios de traducción.