Cold war (Guerra fría) 2018

por Alba Laura Bojórquez

Del sensible realizador polaco Pawel Pawikowski podemos ver esta cinta poética con una historia de amor inspirada en la vida de sus propios padres. Los escenarios son aquellos que siguieron inmediatamente al término de la segunda guerra mundial.

La historia entre Zula y Wiktor es el de un amor que lucha por la sobrevivencia, la adaptación, la reinvención, la huida y múltiples pasos por la frontera entre occidente y el llamado bloque socialista que surgió de la postguerra. La única constante, y abrevadero de certidumbre para esos personajes, es el amor entre ellos. Lo que quizá sea motivo del inesperado desenlace.

Estéticamente lo que eleva este film a la altura de obra maestra, según la crítica especializada; son al menos tres elementos trabajados magistralmente: el guión, la fotografía en blanco y negro; y la selección de la música. Con esta última podemos envolvernos de cantos y bailes tradicionales de Polonia, cuando los protagonistas se encuentran en esas tierras tan golpeadas por el nazismo. Por otra parte, el blues y el jazz en las tabernas de Berlín y París cuando tienen sus encuentros del lado occidental. Recordemos que este tipo música fue prohibida por la URSS en sus territorios. El piano que toca Wiktor y la voz de ella al cantar, van seduciendo al espectador hasta allegarnos a su intimidad amorosa. La música se convierte a su vez en el arma cargada que explota entre ellos cuando los celos hacen su aparición en escena.

Las circunstancias de la pareja son de una gran volatilidad; y son también altamente vulnerables por los vicios que se gestaron en la violencia silenciosa entre los dos bloques políticos que surgieron. Es el caso del espionaje con sus pervertidas variantes, o el recurso de los matrimonios arreglados. Pero también los protagonistas se hacen parte de ello en plena conciencia, y en función de acercarse uno al otro. No dudan pues, de ser parte de ese tablero de ajedrez para mantenerse a salvo y unidos.

Pawel Pawlikowski, repite la dupla con el director de fotografía Lukasz Zal de su obra anterior Ida del 2015, quién obtuvo varios reconocimientos por la fotografía de esa película, así como el Oscar a mejor película extranjera de ese año.

Cold War fue ganadora en el premio Cannes a mejor director, y obtuvo los premios a mejor película, director, guión, montaje y actriz principal en la entrega de Premios a lo mejor del cine europeo 2018.

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