Una santa es una santa es una santa (o las maneras del habla)

por Francisco Hernández

1

El agua y su transcurso, su fuga de las manos, su caída de los ojos, su lectura imprecisa, sus continuas posibilidades de ahogarnos entre disolvencias y millas náuticas. Agua que a sí misma se bautiza, decidiendo caer del cielo o brotar del infierno al tiempo que elimina la sed cuando el desierto es un espejo de sol bajo rayos de sal.

2

No hay Dios antes de Dios. Santidad es nacimiento divino. Si una santa lo clama, nace Dios. Es decir, lo reclama. Si lo invoca una fenicia, también nace Dios. Como todo cuanto deviene, Dios ha de cruzar canales. Los cruzó en Babilonia, colgando la música del sauce. Los cruzó con Juan de la Cruz cuando «pasó por estos sotos con presura»1 Tras la expulsión de los judíos, Dios fecundó a Teresa de Cepeda con «(…) apellidos ocultos y cambiados/ en el ocaso de la conversión»2 Desde entonces jamás hubo en la Madre de Ávila nacimiento distinto a la persecución.

3

Yo, desnudo, comienzo a releer el libro de Minerva Margarita bajo la regadera. Pienso: sí, van a pensar que soy un tonto, un cursi, un exagerado. Y ¿saben qué? Tal vez tengan razón. Sin embargo, para mí era preciso, en este caso, unir el agua a las palabras impresas para establecer el ritual que la poeta propone. Dice Minerva Margarita Villarreal: «Me levantaré de la cama/ tomaré una ducha/ El agua limpia mi cuerpo/ me despoja de ese humor/ fétido de estar enlatada/ como sardina (…)// Me visto después del baño/ luego de tallarme las grietas/ las flores fueron abriendo/ porque yo/ recién lavada/ y bendecida/ me he multiplicado: »3

4

Algunos nombres del agua, pronunciados con acento norteño y a más de 40° a la sombra:

          Gotas de sudor resbalando por la espalda, lágrimas recorriendo las mejillas, manantiales de agua mineral entre montañas o aguanieve azotando fábricas de cerveza. Se las ingenia también para ser agua dulce, de colonia, pantanosa, alcalina, aguardiente, agua negra o agua viva, con el uniforme de los tigres o de los rayados.

5

Ni entrada ni salida, Dios hace de sí un canal. Aunque agujas y flechas se conocen por sus puntas, toda lanza fue antes conducto como lo son las jeringas o las espinas «por donde/ el diablo/ atraviesa/ mis huesos».4 Vía de doble filo. Dios abre camino cuando mana o cuando drena.

6 (Primera parte)

Guiño de la mujer de Lot: «La sal escalda la lengua de las estatuas».

          Luego, entre lo místico y lo erótico, entre la escultura de Bernini y la escritura de Bataille, Teresa de Cepeda y Ahumada señala: «¿En qué más nos podemos emplear que hacer aposentos en nuestras almas a nuestro Esposo y llegar a tiempo para poderle pedir que nos dé un beso en la boca?»

6. (Segunda parre)

Como si le respondiera, dice Minerva: «Cristo por mi cuerpo/ dentro de mi cuerpo/ Cristo por mi sangre/ dentro de mis labios».5

          Reza el Coro un versículo final: «También la fe es un acto de sed».

7

Teólogos y escolásticos infieren a Dios hasta el cansancio. Santa Teresa y san Juan de Yepes se cruzaron con Él en el cansancio.

8

Laude, la incrédula devoción que en santo Tomás y santa Teresa alimentara la pasión por mirar.

          Laude, los santos urgidos de cera para sellar sus ojos. Laude, la tentación de asomarse al caleidoscopio que dejan los clavos en las manos.

          Laude, la tentación de asomarse al caleidoscopio que dejan los clavos en las manos.

9

¿Por qué en Las maneras del agua se mencionan las bebidas adulteradas, las benzodiacepinas y las metanfetaminas?

          ¿Por qué un joven adicto llega a tocar la puerta que conduce al programa de los Doce Pasos?

          ¿Por qué se recomienda tener fe en un poder superior?

          De esta manera escribe Minerva Margarita, tratando de acercarse a las respuestas: «Teresa de Jesús/Teresa de Ávila/ Santa Teresa/ tuvo muy claro/ su poder superior/ como los caídos deben tenerlo/ cuando levantan la cabeza».6

10

Santa Teresa piensa y se comunica continuamente con su «dulce cazador». Así lo llama: «Cuando el corazón le di/puse en él este letrero (…)».7

          ¿Santa Teresa publicista? Su anuncio me hace pensar en el departamento de un edificio puesto a la venta, en el automóvil de una agencia o en el cuadro de una galería de arte.

          Para Minerva, el Verbo alude a «subterráneos/ pisos de piedra». Y también «señala bóvedas y reductos cuyos pasillos/ llevan más lejos/ hasta los respiraderos»8

          Porque si algo deseaba con absoluto ardor, era anegarse y respirar profundamente para ser eterna.

11

Restarlo todo— «Pero ella crece». Restarlo siempre— «Pero ella crece». Restarlo sólo— «Pero ella crece»9

          «Mamá volátil y encerrada»10 Sombra «que levantan/con camisa de fuerza»,11 pero ella suma con creciente locura.

12

Exiliado en la isla de Patmos, san Juan echó por tierra el mundo que santa Teresa echaría por agua. Dijo Isidoro de Sevilla: «Por venas ocultas, todo torrente vuelve sobre sus pasos al abismo materno».12

/notas/

1San Juan de la Cruz. Cántico espiritual. 5:2. 2Minerva Margarita Villarreal. Las maneras del agua, FCE-1CA-89138. México. 2016. p. 46. 3Ibid, p. 22. 4Ibid, p. 43. 5Ibid, p. 29. 6Ibid p. 52. 7Santa Teresa de Jesús, «Vivo sin vivir en mí». vv. 8-9. 8Minerva Margarita Villarreal. Op. cit.. p. SS. 9Ibid. p. 24. 10Ibid, p. 20. 11Ibid, p. 24. 12Etimologías, XIII, 20:1.

 

brevisisísimos OdOb: Y…

Laude

Hacia el rojo de las líneas

el espectro de las radiaciones

Hacia el campo dorado de tu gravitación

el fulgor de tu peregrinaje

el vuelo perpetuo de tu éxtasis

Ardiente gracia de tus manos

bajo el aliento de tu coronación

Minerva Margarita Villarreal

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Publicado originalmente en Dosfilos Julio/Septiembre de 2017, Núm. 134