UNA MUJER QUE SE EMBORRACHA
Soy una mujer que se emborracha,
feliz me hace el extracto dulce de las diez y seis hierbas,
no me apedreen porque necesitaré más alcohol para curarme las heridas,
tengo algunas desde que nací,
los planetas no estaban bien posicionados
y a mí tampoco me importó dejarlos en su sitio.
Soy un éxito de bebedora,
soy la maestra de Baco,
soy el aguamiel fermentada,
soy la cantora del departamento de las mujeres,
soy un nido de botellas vacías.
DEFENSA
Hasta con los dientes voy a defender las horas,
las tijeras que le dan forman a los amantes,
cualquier arma que nos abra del corazón al corazón.
Algún tiempo jugué con lodo entre mis manos,
le hice moretones a la pared.
A golpes, con toda mi fuerza, amasé nubes
hasta volverlas más negras que sus amenazas de anegarnos.
Decidida,
busco la bendición postrera de las vides.
Porque soy un ser de tierras florecientes,
porque habito en los ríos que cantan para las rocas
frías y calladas,
mientras se adormecen a perpetuidad,
las he visto y no son ajenas,
simplemente, no tenemos los mismos objetivos.
Ahora mis esfuerzos están en que bebamos algo sabroso,
aunque nada más embriagante tus labios
acercándose a estas aguas,
tan mías, como raíces de plantas inevitables y enamoradas.
Ozumbilla, Estado de México, 1970. Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva (UNAM) y el Diplomado en Creación Literaria (SOGEM). Recibió la Presea Internacional Gaviota y el XIII Premio Nacional de Poesía “Amado Nervo”.
Tiene los siguientes libros publicados: Túuri; ¡Vale! ¡Vale!; Suerte de rabia; Los Nada; De noche, una calle; Silencio; Palabra sucia; Cada vez me cuesta más desnudarme, pero lo hago. Con el Colectivo Ithoa realizó el libro De Ozumbilla, el pan de muerto. Fiesta de harina y canela (PACMYC).