ACTA*

por José Kozer

ACTA*

 

Eros y mi madre se miran, no se reconocen.

Una aljaba vacía, una jaba repleta de viandas.

Eros en la cúspide, mi madre al subsuelo.

Cúspide de éter, subsuelo de madera terminan

de cepillar.

Fractura Eros, astillas: mi madre a la boca

virutas.

Eros nadie:  árbol mi madre.

 

Se reconoce desde la dura superficie lisa de

la tala que la sostiene,

abedul: laurel de indias;

olivácea. Pizca de sal

(detrás) al acabarse la

Marisma.

 

Sombra centenaria. De la tala, viga (para

sostener progenies): del

fuste cáscara sagrada.

Y fe la confusa maraña

de la raíz, asunción de

la corteza. Un terebinto de

lumbre en alto,

cauterizada.

Eros el espejismo: mi madre era rumiar.

 

No experimentó un solo extasis pero iba haciendo

mella en mis exaltaciones

hasta que vi al verla morir

tanto a Peonía como a

Anteros.

 

*José Kozer, Acta,  Editorial Aldus, S. A., 2010, México, (P. 52-53),  (136 pp.)

 

De padres judíos de Europa Central —él polaco, ella checa, José Kozer creció en Cuba, donde alcanzó a estudiar un año en la Universidad de La Habana, pero después de la revolución emigró a Estados Unidos. Hizo una maestría y un doctorado en literatura luso-brasileña, y fue codirector de la revista Enlace de Nueva York (1984-1985).

Clasificado dentro de la estética neobarroca —fue uno de los editores de Medusario: Muestra de la poesía latinoamericana, Fondo de Cultura Económica, México, 1996—, ha publicado un centenar de libros, la gran mayoría de poesía, aunque entre ellos hay también de prosa.

Durante tres décadas fue profesor de literatura hispánica en el Queens College de Nueva York (1967-1997); después vivió dos años en España y luego regresó a Estados Unidos; reside con su segunda esposa —española— Guadalupe en Hallandale, Florida. Asimismo, fue profesor de la Escuela Española de Midllebury College, en Vermont.

En 2013 obtuvo el Premio de Poesía Pablo Neruda. Al argumentar el fallo del jurado internacional, Roberto Ampuero, escritor y ministro de Cultura de Chile, señaló: «Su vasta y distintiva obra destaca por su capacidad innovadora, su pasión y fidelidad a la tarea poética (…). En sus libros se mezclan las voces de sus desaparecidos y las de los habitantes de la casa. A veces, la Cuba presente, a veces los ancestros judíos. Es un mundo deshilachado que ha perdido su arraigo. Es el lenguaje del exilio y sus vivencias entrañables».

Ha traducido del inglés al castellano a autores japoneses y de lengua inglesa; sus poemas han sido vertidos también a otros idiomas.

Kozer ha dicho sobre sí mismo: «He sido toda mi vida un marginal, y no uso esa palabra gratuitamente. Por mi poesía y mi situación de cubano exiliado, por no tener el apoyo de un gobierno ni de una universidad, y ser demasiado transparente y demasiado bocón, he hecho una vida muy solitaria».