Dos veces en el mismo río (2018), de Edgar Adrián Mora

por Román Guadarrama

El nombre del libro se crea a partir de una vuelta de tuerca de la ya famosa frase de Heráclito: “En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos”. Edgar Adrián Mora (Tlatlauquitepec, Puebla, 1976) considera que sí se puede entrar “dos veces en el mismo río”. Fascinado por la historia y la literatura, el joven escritor poblano parte de grandes acontecimientos históricos para construir imaginativos relatos. Sin ningún problema hermana la historia y la literatura, operación complicada donde casi todos los escritores resbalan, aunque el poblano logra mantenerse de pie. Su labor, en este libro, es buscar, encontrar y explorar la coyuntura histórica en la cual se puede generar la chispa de un cuento; y la encuentra y trabaja sin problemas en esos espacios vacíos, en esos intersticios, donde ya no penetra el aire traslúcido del saber histórico y donde la ficción –con su talento imaginativo y lingüístico −puede llenar esos pozos profundos. La ficción llega a donde la historia ya no puede y sin trasgredir o alejarse del contexto, el escritor teje y desteje sus cuentos. Para Mora sí se puede entrar dos veces en el mismo río: una vez con la historia, otra vez, con la literatura; es un escritor anfibio que nada sin dificultades en aguas inciertas.

En el cuento “Favor de reproducir” el cuentista (y también novelista) revive el momento trágico del día 23 de marzo de 1995, en Lomas Taurinas, Tijuana, cuando asesinan al candidato presidencial Luis Donaldo Colosio. Aunque en días posteriores el gobierno federal quiso imponer la teoría del asesino solitario, el narrador se niega a estar de acuerdo con esta versión y se pone a jugar con la teoría de la conspiración donde no hubo un solo Mario Aburto sino varios; y al mismo tiempo hermana de manera natural la teoría de los clones humanos para ahondar en el misterio de los asesinos. Cuenta que en un laboratorio norteamericano ubicado en la frontera preparan clones para trabajar e influir en la política internacional, sobre todo en México. Los clones de Mario Aburto son un experimento para cambiar la historia mexicana en beneficio de los intereses norteamericanos. ¿Cuál de todos los clones mató a Colosio? ¿Cuál de ellos fue condenado por premeditación, alevosía y ventaja? ¿Cuál de ellos purga una condena de 50 años en la cárcel de Almoloya? ¿Quién cuenta la historia? El narrador del cuento, otro más de los clones, trata de dilucidar −como en un juego de espejos− cuál fue la verdad de la historia; pero ni él mismo lo sabe o no está programado para saberla: “a ustedes les tocará confirmar si lo que les planteo es verdad o una simple alucinación. Porque eso también es posible, señores. Es probable que haya confundido la realidad con la fantasía. Que no sepa si lo que recuerdo son sueños o cosas que ocurrieron en la realidad”. Como podemos observar, donde la historia topa con pared, la ficción sigue adelante. Y el escritor sale victorioso con un final sorprendente: otra vuelta de tuerca a la historia vía la literatura.

Este mismo juego dialéctico, histórico, narrativo, el escritor lo extrapola con otros sucesos trágicos y personajes históricos, como el Ché Guevara, Evita Perón, unos sacerdotes teotihuacanos… Cada cuento abre de golpe una puerta nueva a un mundo desconocido, extraño, a un punto de vista que parte de la historia, pero que al final se desmarca de ella y levanta un mundo narrativo que nada tiene que ver con lo sucedido, sino con el mundo de la imaginación, el terreno de la literatura. El lenguaje de los cuentos es eficaz, nunca se desborda, sino está al servicio de la narración. El relato está contado con las palabras necesarias. Edgar Adrián Mora es un escritor joven, sumamente talentoso, becario del CONACULTA, maestro universitario y preparatoriano, que está en la edad más creativa y de quien esperamos más deslumbrantes textos literarios como éste.

 

Mora, Edgar Adrián, Dos veces en el mismo río, Puebla, Instituto Municipal Arte y Cultura, colección Parián, 2018, 103 p.

Director Editorial

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