A finales del año 2018 apareció el libro de cuentos Dios prefiere a los bastardos de Gonzalo Trinidad Valtierra (Trini, para sus amigos). Son catorce cuentos que nos dejan en los labios un sabor acre, pues revelan la visión oscura del narrador, donde el ser humano aparece atrapado en los deseos mezquinos, en los bajos instintos. La violencia, el racismo, la agresión, la muerte, penetran y permean sus narraciones. A Gonzalo Trinidad le gusta otear en las llagas más putrefactas y purulentas de la sociedad para brindarnos una perspectiva sobre los hechos; para él, como para el compositor José Alfredo Jiménez, “la vida no vale nada” y, por lo mismo, “acaba siempre llorando”. Sus relatos son amorales: el menor incidente, la mínima chispa, desencadena la violencia y echa a caminar las acciones.
En este libro sobresalen algunos cuentos bien logrados. El primero de ellos es “Cincuenta pesos o más”, donde Gonzalo nos descubre un mundo instintivo, donde no existe la amistad, sólo los intereses más apremiantes. Por los agravios recibidos, Andrés pretende matar a Retana, pero no tiene un arma para hacerlo. Mayito le ofrece un rifle por cincuenta pesos y el agraviado decide comprárselo. Sin embargo, el rifle es todo lo que posee Mayito y, por lo mismo, está dispuesto a traicionar a su amigo para obtener unos pesos más. Esta es una visión bastante oscura de la realidad: unos pobres dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de sobrevivir en un mundo mísero, cruel.
En “La muerte viene acompañada”, Gonzalo nos muestra la vida cotidiana de las cantinas paupérrimas. El viejo Robledo muere en la cantina y los amigos empiezan a brindar por él y a ofrecerle tragos de aguardiente. La noticia cunde por el pueblo y los hombres vienen a verlo y le invitan unos tragos más. Esto genera al cantinero pingües ganancias, como nunca antes, y lo ponen de buen humor. Ante el aumento de las ventas, el propietario se opone a que se dé aviso a las autoridades de la muerte del viejo. Después de muchas horas se presenta el comisario del pueblo, llega porque lo alcanza la noticia y se muestra dispuesto a esperar también a que lleguen los de la funeraria, que al parecer tienen mucho trabajo. Ramirito llega también a reclamar el bastón que, supuestamente, el viejo Robledo le ha heredado, pero el bordón ha desparecido: otro conflicto más que eleva la tensión narrativa. El cantinero es quien cuenta la historia y piensa lo mismo que los demás borrachos: “Por lo visto los tres estábamos abatidos por el robo, mucho más que por la muerte del viejo; a fin de cuentas quién conocía en verdad a Robledo. En cambio el bastón valdría unos buenos pesos”. Una visión espantosa del ser humano, sólo enfocada en sus intereses más apremiantes. Los personajes parecen haber perdido la humanidad y sus deseos más mezquinos conducen sus pasos.
“El remedio” es otro de los buenos cuentos de libro Dios prefiere a los bastardos. Aparece una familia disfuncional. El hermano mayor es alcohólico; el mediano, ratero; el menor, paralítico, por culpa del mediano. La mamá es una estúpida que no sabe porque tiene una familia miserable, qué hizo para merecer eso. El alcoholismo del mayor es cada vez más grave, por lo tanto, lo meten en un centro de rehabilitación. Sin embargo, el mayor es el único que puede contener al mediano, y ante la ausencia del alcohólico, el hermano mediano aprovecha para robar la casa materna: la televisión, la radio y para colmo, la silla de rueda del hermano menor. El desenlace del cuento es terrible y no lo voy a contar.
Por estas avenidas circulan los relatos de Gonzalo Trinidad Valtierra. La visión literaria de Dios prefiere a los bastardos es negra y posee pocos grises, pocos blancos: pocos matices. Para el escritor no existe la amistad, la solidaridad, la compasión, la buena fe, el amor filial, la humanidad… El mundo está acabado y no vale la pena seguir adelante. Ante tal desolación solo existe una salida: el suicidio. No lo dice, pero los relatos lo sugieren. El talento narrativo de Gonzalo Trinidad es evidente; conoce el género, y muy pronto logra atraparnos en sus narraciones. El libro se lee con mucha facilidad. Las atmósferas de los cuentos se pegan a la piel del lector y no se pueden desprender con facilidad. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas, Gonzalo Trinidad Valtierra (Ciudad de México, 1986) ha ido construyendo poco a poco una sólida carrera de escritor, lo cual celebro mucho. Enhorabuena, Trini.
[Valtierra, Gonzalo Trinidad, Dios prefiere a los bastardos, Ciudad de México, Vodevil, 2018, 135 p.]