Ciudad fantasma. Relato fantástico de la Ciudad de México (XIX-XXI). Antología de Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte

por Fabiola Rodríguez Márquez

En Relatos fantásticos del siglo XIX, Ítalo Calvino lleva  cabo la gran labor de recopilar los textos más representativos de esos años, dónde el elemento fantástico es el eje de la antología; y, de paso, nos recuerda que “el  elemento sobrenatural, en el centro de estas historias, aparece siempre cargado de sentido, como la rebelión de lo inconsciente, de lo reprimido, de lo olvidado”. En México se ha elaborado una buena antología del relato fantástico, como la de Frida Farina: Agonía de un instante, antología del cuento fantástico mexicano. Sin embargo, no tenemos muchos ejemplos de este tipo de trabajos. Ahora mismo, quiero hablarles del tomo I de una antología ejemplar cuyo personaje principal es la capital mexicana: Ciudad Fantasma. Relato fantástico de la ciudad de México (XIX-XXI), preparada por los escritores Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte.

              El tomo I de la antología está conformada por veintitrés cuentos de escritores del siglo XIX, como Artemio del Valle-Arizpe, José María Roa Bárcena, Luis González Obregón y Manuel Payno; del siglo XX y XXI, como Alfonso Reyes, Amparo Dávila, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Rafael Pérez Gay, Mauricio Molina, Héctor de Mauleón, Alberto Chimal, entre otros. Los antologadores nos orientan en este universo narrativo y comentan: “Al igual que otros textos, la ciudad de México aparece como escenario fantasmal que la convierte en hechicera; escenario activo, surtidor de las tradiciones y leyendas o sucesos que entran en la categoría de lo extraño.”

              La verosimilitud es un elemento fundamental de los relatos fantásticos; sin ella la fantasía se perdería en los senderos de la imaginación. Rafael Olea Franco, en su libro En el reino de lo fantástico de los aparecidos comenta lo siguiente: “el concepto de verosimilitud está sometido a un relativismo cultural, se circunscribe a una área geográfica, histórica y cultural bien definida.”  En la mayoría de los cuentos de esta antología, la narración empieza en el mundo real y termina entrecruzándose con el mundo sobrenatural; luego, el mundo extraño da paso al mundo cotidiano, lo cual crea el sentido de la verosimilitud. Otra manera de crear la verosimilitud es por medio de la identificación de los lugares donde suceden los relatos. Cuando el lector comienza a leer, hay cierta identificación con las historias, pues se desarrollan en lugares que conocemos (o hemos escuchado hablar de ellos) como El Chopo, la plaza de Santo Domingo, la calzada de Tlalpan o el Centro Histórico.

              En esta antología hay tres tipos de cuentos. Primero, los que utilizan elementos sobrenaturales o fantásticos, es decir, aquellos dónde los personajes saltan del más allá al mundo real como “La llorona”, “Lanchitas” y “La mujer que camina para atrás”. Segundo, los relatos realistas donde irrumpe un elemento misterioso, un personaje que nos sabemos si es real o irreal, de este tiempo o de otro, aparece para generar el misterio o para catalizar la historia, como “Tlactocatzine, del jardín de Flandes”, “La noche de la Coatlicue” y “Espejos”. Tercero, otra serie de cuentos dónde sus protagonistas se mueven en lo conocido, pero atraviesan una frontera donde aparece lo extraño, que va enrareciendo todo, como en el cuento “Leones” de Bernardo Fernández, Bef

              Entre todos los relatos de esta antología sobresale el cuento “La noche de la Coatlicue” de Mauricio Molina. El personaje es un viajero del tiempo que, al caminar por las calles de la ciudad de México, le da mucha sed y se mete a tomar algo en una cantina. Allí, por casualidad, encuentra a un personaje con quien se pone a conversar y a quien le cuenta las transformaciones de la historia nacional. A cambio de la lección histórica, el otro personaje –que curiosamente tiene una relación con la mesera que los atiende− lo invita a su casa y allí sucede lo inimaginable. Un cuento redondo, bien logrado, misterioso, extraño, que bien vale la pena leer y releer.

              En conclusión, este tipo de textos antológicos con relatos fantásticos son una invitación abierta a  todas las personas de diversas edades a acercarse a la lectura, pues, el contacto con lo sobrenatural, con lo desconocido, con lo extraño, siempre ha sido reconocido por todas las épocas, y es atractivo para la mayoría de las personas. Ciudad Fantasma, tomo I, es un texto para iniciar a la lectura a los estudiantes y a los adultos. Lo recomiendo ampliamente.

 

Esquinca, Jorge y Vicente Quirarte (antologadores.), Ciudad fantasma. Relato fantástico de la ciudad de México (Siglo XIX y XX). Tomo 1. México, Almadía, 2018.

 

FABIOLA RODRÍGUEZ MÀRQUEZ (Ciudad de México, 1984). Cursó la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma Metropolitana y es especialista en Literatura Mexicana del siglo XX por la misma institución. Trabaja como profesora de Lengua y Literatura.